UNA ESQUINA CÉNTRICA CON AÑORANZAS DE BUEN CICLISMO, POR MIGUEL CABRERA ARRIAGA

En cierta oportunidad como se dice comúnmente, hurgando por las frecuencias de las distintas radios que integran el espectro radioeléctrico… cosa que realmente me encanta… de pronto, paré la oreja o el oído, para que quede más fino, atentamente… estaba al aire la marcha de la Vuelta Ciclista del Uruguay, cuya letra dice: “Desde un extremo al otro de la patria, El pueblo vibra en un clamor triunfal, al desfilar la airosa caravana que forman los campeones del pedal. Una canción de acento jubiloso…que habla de fe, tesón, ardor y rectitud… canta la gloria del sport… Grato ideal… que llena el corazón de la juventud”.

Esa marcha de la Vuelta Ciclista que fue creada en los estudios de radio Sport…dicen que Pellicciari el creador de la vuelta, trabajaba en esa emisora y un señor Alfaro en el Espectador, entonces a pedido del primero nombrado de que compusiera una canción que identificara la misma. Alfaro que era pianista y compositor se puso a trabajar con su gran ingenio y tomó como base una marcha americana que se llamaba Betty, la colegiala…luego de terminada la letra por Victor Soliño que era también empleado en CX14 ya en 1950, reunieron al personal de las dos radios formando así el coro y luego sumaron al tenor del Sodre por aquel tiempo de apellido Giovanini pero, como la letra había quedado un poco corta le agregaron la última parte silbando… y quedó realmente muy bonita y pegadiza. Les sigo contando, ese día no pertenecía a la Semana Santa o semana criolla o semana de la vuelta, lo más importante para mí fue que el locutor hablaba de Nueva Helvecia… ¿dónde estaba el dial en ese momento?…en la frecuencia de una radio de Montevideo. Para ser más preciso, CX26 Emisora nacional del Sodre en su programa Radio Actividad…seguí prestando mi atención… en ese momento, el locutor anuncia al aire un reportaje que había realizado el amigo José Bisso, oriundo de este pueblo quesero, hace años radicado en la capital del país, a otro también coterráneo neo helvético, aunque el mismo no había nacido aquí, pero vivió en esta Colonia Agrícola Suiza Nueva Helvecia por muchos años, formando su familia.

Además, fue un exitoso empresario comercial que nos supo representar en su juventud con gran dedicación y entrega en las competencias del pedal uruguayo…han pasado los años desde aquel espacio radial… en todo este tiempo pensé en esa muy buena entrevista efectuada por el amigo José… quedó en mi memoria dando vueltas y vueltas, aunque no precisamente la de la vuelta ciclista. Además en todo este tiempo transcurrido fui sumando pequeños otros datos obtenidos de más amigos… también de gente conocida… también de la persona involucrada que había sido entrevistada por José… ya que teníamos un interesante diálogo con el, en sus últimos años de vida…entonces les cuento este resultado que obtuve, el cual se los pongo a la consideración de todos ustedes hoy, aquí…y, como decía el recordado relator de ciclismo “Héctor Regueiro el Gallego”…”corría el año”…según sus propias palabras, Julián…ahora ya saben de quien se trata esta historia: Julián Reyes Mesa. Sus padres, Julian Reyes y María Magdalena Mesa vivían en el campo, un lugar conocido por Colonia Larrañaga muy cerca de Cardona, un día pasó por allí una cigüeña anunciando que traía un bebe, prontamente el matrimonio partió hacia Cardona donde su mamá le dio vida un 5 de Abril de 1923. Tiempo después la familia se fue a vivir a la localidad de Drabble… ese lugar surgió en los lejanos años del 1800 como un grupo de rancheríos conocido por pueblo Drovandi basado en el apellido de los dueños de los campos por entonces… ya en 1901 se inauguró por ese lugar la línea ferroviaria entre las localidades de San José de Mayo y Mercedes, como no podía faltar una estación… fue colocada una denominada: George Drabble.

Era el nombre del empresario británico que había invertido en esa red del ferrocarril. Al lugar lo declaran pueblo en el año 1924 y pasa a llamarse a partir de allí… “José Enrique Rodó”. Ese niño luego de algunos años pasó a ser uno de los jóvenes de aquel lugar…le encantaban las bicicletas…en la zona donde vivía era común que pasaran las competencias de ciclismo de largo aliento en forma asidua y, Julián veía en aumento su admiración por los ciclistas, además con esa fiesta que marcha junto a las caravanas… llena de colorido…con banderas en los vehículos…propaganda de los sponsor…los móviles de la prensa…”la ilusión de ser uno de esos protagonistas”. Él era uno de esos potentes ciclistas, pero a quien le faltaba lo fundamental para hacerse al camino… la materia prima…¿Cuál es?…”la bicicleta”…¿Cómo lograría contar con una? ese era el dilema…le insistió a su apreciada madre día tras día para poder lograr la aspiración del pibe…”la bicicleta”…la mamá, una señora trabajadora incansable para lograr llenar todas las necesidades de su familia, con gran sacrificio logró comprarle una, que vendía un policía del barrio en la astronómica suma por entonces de 26 pesos. Ahora sí a comenzar a entrenar, esa chiva pesaba 20 kilos…pero no importaba…el entusiasmo era más fuerte… logró vencer en algunas competencias de aquella localidad, también en el llamada estación Risso…pero, el señor destino, siempre tiene preparado para cada uno nuevos mojones a vencer…la familia se traslada desde aquella localidad hacia el pueblo de Tarariras… en la mente de Julián latente estaba una idea siempre fija: ser alguien en el deporte que eligió.

Entrenaba y entrenaba… siempre, luego del horario de algún trabajo…en el tiempo en que otros operarios se van a descansar él lo hacía sobre su bicicleta recorriendo kilómetros y kilómetros. Ya en Tarariras, logra con unos ahorros comprar una nueva chiva…está si que era una preciosidad pero, nunca igualada a la primera que le había regalado su querida mamá con esfuerzo y buenos sentimientos, esa tenía algo especial, fue su primera y nada menos que un regalo de su querida madre, siempre la mantendría en su corazón. Ésta, la segunda, era una verdadera de carreras de aquellos tiempos de la marca Peugeot…pesaba solamente 7 kilos…le costó nada menos que 107 pesos, una verdadera fortuna pero el sacrificio bien lo valía. Acostumbrado a la anterior que era sumamente pesada esta parecía una pluma que se le iba en el aire con cada pedalazo…pero, viene un nuevo cambio de localidad, un nuevo hogar, ahora es Nueva Helvecia. Ya en este pueblo, inmediatamente sale a encontrar algún laburo para ayudar a su mamá que había quedado viuda con sus hijos…(el padre de Julián falleció muy joven en un accidente)… encontró trabajo en la hojalatería de Isaias Begle junto a su hermano José, donde fabricaban artículos para lechería y queserías, al mismo tiempo debía conocer ¿qué clubes practicaban ciclismo?…por aquellos años, habían dos instituciones neohelvéticas que organizaban y participaban en esa rama deportiva…el Club Artesano y el Alas Rojas…pero, permítanme que hago una pausa, vengo como los ciclistas ya con pocas fuerzas, hay que entrar en zona de abastecimientos. Ellos, en el tiempo de Julian tomaban “Ovomaltina, un tónico para recuperar energías”…pero, yo me conformo con unos matecitos bien amargos y luego les sigo contando… también voy a escuchar un poco más la marcha de la vuelta ciclista, así me inspiro… ahora ya me encuentro nuevamente vitalizado… a seguir compitiendo se dijo, entonces continuo contándoles.

A todo esto ya nos encontramos en la década de los 40, para ser más concreto… Julián comienza a participar como corredor del Club Artesano en 1943 luego de haber venido con su familia desde Tarariras como ya les había dicho… aquí comienza a ganar varias competencias del pedal a nivel zonal y departamental. Por ese tiempo el Club Artesano había formado un gran equipo de ciclismo, inclusive hasta había construido una pista alrededor de su campo de juego donde realizaba esta actividad…los compañeros del equipo en Artesano, junto a Julian y José Reyes Mesa, eran: Homero Zimmer, Humberto Andreoli, Walter Verde, Mario Mallada, Oraldo Errecarte, Nelson Huber, Nelson Bentancourt, un equipazo que ganó en varias localidades del departamento…y varios otros jóvenes por entonces que compartían también el ciclismo como, Antidio Santos Mesa, Atilio Inthamoussu, Vicente Tavares, Teira, Juan Antonio Lavalleja Toja, Walter Omar Inthamoussu lo conocían por el tano, Helbling le decían el gordito, Antonio Cabrera, Errecarte luego bicicletero, Carlos Leal el nene, acompañaba en su moto Florencio Moreno, Daniel Escalada, Oscar Suarez, Francisco Mallada, Atilio Mallada. Pero, el tiempo sigue avanzando… llega el momento del cambio de club y también de trabajo, una de las industrias neo helvéticas fundada por el inmigrante Rozenblum, que comenzó su emprendimiento donde actualmente funciona la Chocolatería Tante Eva en una forma muy artesanal, posteriormente con una estructura mucho mayor se trasladó ya como una verdadera fábrica a un local en 25 de Agosto esquina Lucerna (ahora Luis Alberto de Herrera), allí trabajaron varios operarios… Julián y José Reyes Mesa, Julio Núñez, Carlos Leal, Arnoldo Hausser, Mallada, los hermano Vila, los hermanos Verde, Ismael Peña, Héctor Álvarez… la plantilla de trabajadores llegó a ser de unas quince personas… en esa fábrica se elaboraban todos los componentes que posee una bicicleta, menos las cámaras y las cubiertas. El hermano de Julián, José Reyes Mesa, fue considerado uno de los más prestigiosos mecánicos de bicicletas…sabía elaborar con su habilidad todos los rubros incluidos en ello…un dato que viene a mi mente, todavía circula por nuestras calles una bicicleta totalmente construida por las hábiles manos de José Reyes Mesa, menos las cámaras y las cubiertas… José además de ciclista como Julián, acompañaba a este como mecánico en las carreras de largo aliento en que él no había podido prepararse.

A través del tiempo un importante medio para circular en los pueblos y barrios ha sido la bicicleta pero las mismas requieren un mantenimiento, muchas veces realizado por el propio usuario del vehículo…pero, no todas las personas se dan idea para solucionar los inconvenientes en las mismas y por lo tanto se recurre al mecánico que conocemos por “el bicicletero”. Hemos conocido a varias personas que mediante un aprendizaje en otros talleres posteriormente se independizaron en este rubro fue justamente el caso de varios empleados de la empresa Rozenblum en Nueva Helvecia, conocida más adelante en el tiempo como la empresa Motociclo ya a nivel nacional e internacional ¿Quiénes fueron dirigentes en el Club Alas Rojas de Nueva Helvecia, en ese año 1947 tan importante para Julián? …eran Rodolfo Begle, René I. Siniscalchi y Jaime Rozenblum… este club de ciclismo en nuestra colectividad realizaba por parte de sus socios permanentes recorridos en caravanas de confraternidad uniendo varias ciudades del departamento…casi todos lo hacían tanto, damas o caballeros en aquellas grandes bicicletas rodado principalmente 28 de las marcas… Phillips… Bianchi… Raleigh… y luego fueron integrando las de la marca “Hurrican” y “Universal” armadas en la fábrica de Nueva Helvecia. Por otro lado el equipo deportivo de esta institución estaba integrado por los hermanos Reyes Mesa, Ricardo Toja y Francisco Mallada.

Tenían que salir a competir nada menos que con otros grandes del ciclismo nacional como José María Trueba, Pocho de los Santos, Abel Vera, Atilio Francois, Waldemar Bernatzky. Pero, llegamos al año 1947, venía la preparación para La Vuelta Ciclista… ya estaba todo puesto a punto, entonces había que encontrar acompañante para esta travesía que iniciaría Julian. Aquí aparece el nombre de Adolfo Sánchez, era un amigo de Julian Reyes Mesa que había comenzado desde niño con el aprendizaje del oficio de talabartería en el taller que por entonces tenía en Nueva Helvecia don Ricardo Rufener…luego de esos primeros momentos pasó a trabajar en otros talleres de la zona…aprendió tapicería…carpintería…se especializó en pintura de vehículos y pasó a ser un reconocido restaurador de carruajes de aquellos años. Era muy grande su afinidad con el ciclismo…justamente en ese año 1947… Adolfo estaba trabajando en su especialidad de tapicero en la empresa Nemer. Como Julián necesitaba que alguien hiciera el llamado “acompañamiento al ciclista” su amigo se ofreció a acompañarlo en esa difícil tarea. Con gran entusiasmo comenzó a preparar su unidad marca Ford T25 como si fuese realmente una casa rodante y junto a su señora, y su hijita Silvia, quien años más tarde sería la famosa profesora de música Silvia Sánchez… se largaron todos en la aventura de acompañar a Julián por más de 1500 km durante una semana en los caminos intransitables por entonces. Todos demostraban su alegría menos la sacrificada Ford T que sin duda adivinaba la paliza que se le venía…la vuelta de ese año 47 que fue la cuarta disputada y la de mayor kilometraje, casi de 1900 kilómetros en 10 etapas. Con grandes dificultades, debido a lo espantoso de las rutas y arroyos crecidos había momentos en que los ciclistas cruzaban los alambrados y circulaban por el campo, se tuvieron que suspender dos etapas… al final de un total de 151 corredores que partieron solo llegaron 46 al punto final que en ese año fue el Estadio Centenario. Julián representaba los colores del Alas Rojas de Nueva Helvecia (malla blanca con alitas rojas en el pecho).

Los compañeros del equipo por varios inconvenientes del camino debieron echar pie a tierra, Julián debió seguir entonces su esfuerzo solo. La comida de la delegación y el ciclista la preparaba la propia familia Sánchez al costado del camino y descansaban en la poca comodidad que les podía ofrecer la pobre Fort T 25, que se presentaba reluciente al comienzo de la competencia, hasta con una capota nuevita sobre la parte de la caja, pero que a partir de los días, mediante el barro existente, ya era una desconocida figura como dice el refrán (quién te ha visto y quién te ve). Un día en el cual la etapa se corría entre Minas y Pan de Azúcar se tenía que subir el famoso repecho “Ramallo” que era el terror de los ciclistas y los acompañantes. Tenemos que recordar que en esos años no había carretera de hormigón en esa ruta como ahora, sino balasto y algunos tramos eran puro barro… desborde de los arroyos… una anécdota que sucedió allí: los móviles de difusoras del Uruguay que trasmitían la carrera con grandes relatores como Sagrada, Regueiro, Magnani, Otto Spoto comentarista escrito y los demás acompañantes… los vehículos de la publicidad… se encontraban casi empantanados en el barro en plena difícil ruta de aquel año.

En ese preciso momento aparece la unidad marca Ford T25 de Sánchez, con su marchita lenta pero segura y la característica: tres…tres…tres, (más o menos sonaba así, perdonen los técnicos de sonidos) que acompañaba a Julián, entonces esa gente, compañeros del camino le gritaban “Don Sánchez, se va a quedar empantanado hasta los ejes, no siga” pero, esa pobre gente no contaba con la astucia y la previsión del acompañante de Julián… ¿Qué había hecho?… ya le había colocado cadenas a las ruedas del vehículo y entonces esta familia neo helvética pasó a mirar desde la cima del repecho como sufrían todas las demás unidades acompañantes de la competencia, haciendo surcos de barro y adelantando muy poco. Ese año el ganador fue Atilio Francois, el representante del Alas Rojas de Nueva Helvecia, el bravo rutero Julian Reyes Mesa, se clasificó en el cuarto puesto de la clasificación general, para alegría de todo un pueblo neo helvético. Pero, también fue noticia para toda la afición cuando nuestro representante en la etapa que venía a definir importantes segundos junto a otros ciclistas en la última etapa y se podría haber clasificado en el tercer puesto de la tabla general, ¿Qué pasó? llegando al lugar nombrado como punta rieles, un policía queriendo retirar a un aficionado porque venían los ciclistas, se cruzó delante de Julián, éste para evitar chocar directamente con el riel del tranvía en tan desesperada maniobra haciendo malabarismo sobre la chiva y no llevarse por delante al funcionario destrozó su bicicleta, entonces en la desesperación y la impotencia, cambió su máquina para poder continuar y llegar hasta la meta pero perdiendo un valioso tiempo en tal situación, lo que lo hizo finalmente quedar en el puesto cuatro de la general. Pero ustedes piensan que aquí terminaron los inconvenientes…no…no…los dirigentes de la competencia querían sancionar a Julián con la descalificación total ya que según ellos no se podía cambiar la bicicleta. Allí nuevamente comenzó el lio.. el clásico que sí, que no, con la desazón que nos imaginamos en el corredor, cansado por el esfuerzo, sufriendo dolores por las heridas del accidente, con la impotencia ante los señores que manejaban los reglamentos.

Hasta que siempre la madre naturaleza envía alguien que soluciona los inconvenientes, en este caso un señor de apellido Quesada, este apellido lo voy a poner nuevamente con gran destaque “Sr. Quesada” que era viajero por el interior de una marca de cigarrillos, al ver lo que estaba pasando se acercó a los dirigentes y con tono sereno, muy sereno pero, duro, muy duro… les enfrentó con argumentos muy sólidos: “Señores, este muchacho ha realizado un sacrificio tremendo durante todo una semana, se le presentó un accidente no ocasionado por su culpa, sino por la mala organización que en ese momento tuvo la competencia, responsabilidad directa de ustedes señores dirigentes por no haber realizado en forma correcta la seguridad de la competencia. Él no tiene la culpa de haber tenido que cambiar la chiva y, aunque esté en algún artículo del reglamento que no se pueda realizar ese cambio, en este caso particular es solamente por la no previsión directa de ustedes mismos señores dirigentes. Advierto algo señores dirigentes, si ustedes no reconsideran esta determinación, yo mismo haré una denuncia penal frente a la justicia como corresponde”.

Al ver tan férrea defensa del ciclista por este señor, los directivos solamente atinaron a decir…”señor, usted tiene razón. Julián, usted tiene razón” y todo quedó en una anécdota más, esto pocas personas lo saben. El recibimiento que tuvo Julián a su vuelta al pago fue impresionante, una verdadera fiesta…ya desde la llamada avenida de la radial, con sus hermanos, los amigos, y el pueblo que lo recibió como un verdadero triunfador hasta la plaza pública. Estaba todo el mundo, hay fotos que lo señalan… pero también dentro de la caravana triunfal venía con su ronquido habitual otra triunfadora la Ford T25 de don Sánchez aunque en algunas etapas llegaba primero a la meta Julián y a través de la radio que trasmitía la competencia avisaba que había llegado bien, entonces su amigo Sánchez seguía hasta la culminación de la etapa llegando alguna hora más tarde, pero siempre cumpliendo la Ford T. Para Julián aquel 1947 fue el mejor regalo de cumpleaños, el 5 de Abril era su día, fue también el mejor clasificado del interior. Del Club Alas Rojas de Nueva Helvecia pasó luego de dos años más, al Belvedere de Montevideo.

Participó en cinco Vueltas del Uruguay, en tres de ellas debió abandonar por accidentes con lesiones, fue también preseleccionado para el Sudamericano en Chile y para las olimpiadas de Londres, esto último no se concretó. En otros años posteriores Francisco Mallada se unió al grupo de mecánicos en la ruta desde un camión que tenía como publicidad el producto “Ovomaltina” elaborado con malta, leche, huevos y aromatizado con cacao… también se vendía en forma de barras de chocolate y en huevos de pascua de chocolate. Julián siempre resaltaba como gran dirigente y extraordinario acompañante del ciclismo a Florencio Moreno…a quienes nos gusta el ciclismo… nos parece aún verlo en su clásica moto de alta cilindrada… su boina vasca… grandes antiparras para cubrirse del polvo de los caminos… un pañuelo de seda cubriendo su cuello y llevando como acompañante a quien actuaba como mecánico con las ruedas atadas a la cintura para solucionar los inconvenientes que debían sortear los ciclistas.

Estamos seguros de que si el recordado don Florencio Moreno, aún nos acompañara físicamente, el ciclismo neo helvético mantendría el alto sitial que supo tener a nivel nacional e internacional, pero, cambio la temática, no todo es ciclismo. Justamente estoy escuchando los últimos acordes de la marcha donde comienzan los silbidos. Por 1950 Julián fue empleado del kiosco Helvético de Adrián Perazza. Llega el momento también de formar su propia familia… logró la representación de los diarios “El País” desde el día primero de Julio de 1953. Pasó el tiempo, siempre tenía en su mente formar su propio kiosco entonces buscó otro lugar privilegiado en pleno centro, en la esquina de Treinta y Tres con Berna.

Allí ya en el año 1925 había un surtidor para venta de combustible (del cual coloco fotos) y donde también aparece un pequeño kiosco en diagonal a la sucursal del Banco de la República. Pero continúo…era una verdadera postal del pueblo verlo a Julián en su clásica bicicleta de reparto que tenía un gran canasto delantero con una cantidad de ejemplares de diarios montevideanos como: El País…la Mañana…El día…El Debate que llegaban a la agencia de la empresa ONDA a las siete y media de la mañana y a partir de la hora 19 los llamados nocturnos que los traían los ómnibus de la misma empresa y que eran EL Plata, Acción…los distribuía por todas las calles del pueblo y sus alrededores. Le ayudaba en esa tarea su hermano Antidio Santos Mesa. Integro a partir de ahora otra persona allegada…Tomás Reyes Vila (Maco) uno de los hijos de Julián, entrevista en año 2010:…¿Tomás, hasta un niño repartía diarios? ¿Le decían Maco?…Había un niño de seis años por entonces que en una bicicleta que le había traído el “Niño Jesús” como él lo manifestaba por aquellos días, también tenía su propio recorrido con la entrega de diarios que los transportaba desde la agencia de ONDA hasta los suscriptores…esto sucedía por el año 1956…¿Quién más colaboraba con la entrega?…Además colaboraba en la tarea de entregar diarios, Oscar Luzardo y más recientemente Walter Nollenberger…¿Cómo surgió el nombre de kiosco Julián?…Se promovió a través de las ondas de la emisora local CW47 B Radio Berna durante los años 1960 o 61 el planteamiento comercial de hacer una elección para elegir el nombre a ese nuevo emprendimiento en la plaza pública.

Había que decidir qué nombre llevaría ese comercio en el futuro. Hubo dos sugerencias: “Kiosco Centenario” o “Kiosco Julián”. Ganó la idea de este último nombre y recuerdo que quienes votaron llevaron distintos premios…¿entonces cuando se inauguró el kiosco Julián?….El Kiosco se inauguró en el año 1961…¿la mayor distribución de diarios en qué año sucedió?…en los años del 70 fue el máximo, donde se entregaron más diarios… a mi me tocaba repartir en mi motoneta Vespa con un tráiler enganchado, llegaba hasta la cadena de playasLuego de los datos que aportó Tomás (Maco)… personalmente recuerdo que este kiosco era atendido por Julián. Había momentos en que lo hacía la señora Fanni y también en otros estaban encargados sus hijos… Olga, Jorge y Tomás.

En una época tenían como vehículo siempre parado frente al kiosco en la otra acera una camioneta Renault 4S rural roja y luego un wagon marca Ford color gris.Una persona directamente vinculada con esta familia es Blanca Reyes conocida atleta de Nueva Helvecia que nos representó en varias competencias a nivel nacional con gran éxito, hija de José Reyes Mesa, otro de los grandes del ciclismo de Nueva Helvecia que también integró el equipo del Alas Rojas, en varias Vueltas Ciclistas junto a su hermano Julián. En una charla que mantuvimos en el año 2015, decía:… Siempre he sentido una admiración muy especial por mi abuela María Magdalena Mesa, esa señora que nació en San José el 27 de Mayo año 1897 siendo sus padres Domingo Mesa y Mariana Delgado, que tras un periplo de localidades… luego desde Tarariras llegó hasta Nueva Helvecia… vivía en una vivienda que estaba ubicada a unos 20 metros del sitio donde aparece ella, en una foto del año 1944 ordeñando su lechera frente por medio con la calle Rodó y la Escuela 40. Una mujer que tuvo que trabajar mucho en su vida para criar a sus hijos ya que su marido falleció joven en un accidente. Como te decía., crió a sus hijos… Adela, Adolfo, Antidio, Julian, Juan José y además amamantó a otros seis hijos ajenos…María Magdalena…defendía su hogar con todos los medios posibles…recuerdo un gran horno a leña en su casa… en el mismo ella elaboraba pan casero y bizcochos que sus hijos salían a comercializar entre los vecinos del pueblo.…Pero, me han contado que esa señora tenía algo especial, ¿Qué me puedes decir en cuanto a este tema?…En cuanto a esta pregunta… sí, en María Magdalena Mesa, había una facultad muy especial… sí, la había…ese “don especial”…era una persona sumamente intuitiva…te diría que mi abuela era poseedora de una capacidad que la naturaleza le había asignado que, le permitía con solo una mirada saber la enfermedad que le aquejaba a la persona que está frente suya…esto, sin siquiera haber cambiado una sola palabra…le adivinaba el pensamiento a sus interlocutores…¿ella te dijo algún día de donde pensaba que le surgía esa capacidad natural?…Ella me dijo que eso era un don que ni ella siquiera podía explicarlo, pero que la creación le había asignado eso tan especial, para solucionar los pesares del prójimo… por supuesto sin siquiera cobrar ni un céntimo…¿tuvo alguna consecuencia, debido a ello?…Tu sabés que sí… tuvo en su vida inconvenientes por denuncias de gente que no podía aceptar que ello fuese posible.

Tiempo después cuando se aclaró que ella no ejercía ninguna actividad fuera de lo permitido por la ley, las cosas fueron cambiando para bien.…¿Qué hacía ella que a los profesionales de aquel tiempo los incomodaba?…Te explico, lo único que ella hacía era ver a la persona y pedir a la divinidad por medio de una oración para que se cumpliese su sanación…¿pero me imagino que con el tiempo se habrán ido aclarando las cosas?…Más te digo, inclusive llegó un tiempo en el cual los profesionales médicos del pueblo se habían hecho tan amigos de mi abuela y la apreciaban tanto que en los casos en que la medicina tradicional no podía solucionar al paciente su problema, los derivaban a ella que con su “don” inexplicable y una simple oración, los solucionaba, sin ningún medicamento y además sin cobrar absolutamente nada…Me imagino lo que sería el hogar de doña María Magdalena en los tiempos que llegaban las caravanas de la vuelta ciclista, todos eran compañeros de sus hijos, ¿te acuerdas que pasaba?…El hogar de mi abuela en ese tiempo se multiplicaba por decenas, ya que los acompañantes y ciclistas de menores recursos sabían que tenían la atención de ella para poderles alojar y les proveía también los alimentos gratis, era como si hubiesen llegado desde varios lugares parientes y parientes, aunque a muchos ni siquiera los conociera. María Magdalena Mesa, con un nombre bíblico… una humilde y trabajadora mujer que en su corazón tenía un “don” espiritual que la Divinidad había puesto en ella para bien de la gente nos dejó de acompañar con 76 años de edad y su humildad de siempre en el año 1973…

Para finalizar el artículo de hoy, toda esta síntesis en Port Rätsel quiere dejar reconocimiento escrito sobre gente humilde que con esfuerzo y tesón nos representaron gallardamente en el deporte nacional haciendo que la Colonia Agrícola Suiza Nueva Helvecia estuviera presente a todo momento, y en todo lugar. Ah me olvidaba…me voy silbando suavecito la marcha de la vuelta… no me tengo que olvidar de mi querido mate para la nueva zona de aprovisionamiento.

Coordinación: Miguel Cabrera Arriaga

Fotos y más información en: Port Ratsel

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