“Engel des todes”, “Angel of death”, Ángel de la Muerte, cayó por Nueva Helvecia, y jugó con nosotros, como verdaderos angelitos.
En estos días pasados mi compu andaba con “nanas”, las manos de los técnicos la dejaron nuevita, teclado versión del futuro, aumento en su capacidad de almacenaje y tiene “unas ganas de trabajar, que te cuento”, a mi lado también don termo y don mate como siempre, recién preparado… a ver cómo está este amargo…pa, pucha, que estás caliente, tranquilo, tranquilos, siempre serenos y atentos que la jornada va a ser muy larga con el profundo tema histórico que se nos viene, a trabajar con ganas, entonces.…El mundo ya había entrado en los primeros años del 50, Uruguay era campeón del mundo en el deporte de la globa, con ese espíritu triunfador, la máquina funcionaba como con aceite.
Había emprendimientos comerciales de todo tipo, industrias que trabajaban a full, el campo nos apabullaba con sus productos. Los representantes de grandes marcas venían desde el extranjero buscando contactarse con empresarios uruguayos. En tal sentido, ya entrando en el 58, habían comenzado los primeros tratos entre un empresario alemán, productor de maquinaria agrícola de ese origen y que estaba formando la filial en Argentina, y deseaba ampliar la presencia de su marca también en Uruguay. Se había reunido ya en alguna oportunidad afinando los trámites para la importación y distribución con uruguayos que realizaban ese tipo de actividad. Su visita la hacía desde la vecina orilla, Buenos Aires, entrando por el Río Rosario en un pequeño barco y se alojaba en un establecimiento de esa zona donde se conversaba sobre los distintos detalles a seguir. Un día del segundo semestre del año 1958, llegó el llamado a una oficina de una importante empresa de Nueva Helvecia desde el establecimiento rural. “el empresario alemán está esperando que lo busquen”.
Ya los peones lo conocían porque había estado alojado allí alguna vez anterior donde había mantenido charlas comerciales. Al llamado acudió el jefe de importación de la empresa de Nueva Helvecia, dicho señor tenía también nacionalidad alemana, fue acompañado de un funcionario de la oficina (de quienes disponemos sus nombres, ya fallecidos), lo hicieron en una unidad marca Fordson doble cabina del año 1954 color amarillo. (Datos suministrados por uno de nuestros informantes que observó todo en aquel día). Pero, voy a adelantarme varios años en el tiempo, aclarando previamente: esta versión no es la hasta ahora conocida publicada por distintos connotados historiadores y periodistas especializados a quienes respeto profundamente su esfuerzo y conocimiento, sino una investigación casera y silenciosa realizada junto al extinto Jefe de Policía de Colonia, Juez de Paz Raúl Egaña Miguel. Da la casualidad o causalidad que con Raúl, nos unía una relación de familia, agregada además a un trato de “Verdadero hermano”, diría. Ambos teníamos por entonces participación en un programa radial semanal denominado “La Región en marcha”, en CX149 Radio del Oeste, anteriormente conocida como CW47B Radio Berna, de la ciudad de Nueva Helvecia. En su actividad anterior a la de Jefe policial, Egaña había actuado dentro del Poder Judicial como Juez de Paz por más de treinta años en el departamento de San José y también anteriormente a ello como funcionario en los Juzgados de Nueva Helvecia y en la ciudad de Rosario.
Esto lo traigo a colación porque, quiere decir que contaba con un conocimiento profundo relacionado justamente con el tema planteado a continuación:—Era un día viernes de tarde recuerdo, me llamó desde su domicilio. Concurrí a ver que necesitaba, como era común todos los días hablábamos,…Pasá, por favor toma asiento, tenemos que hablar sobre un tema muy interesante y, muy serio; me tenés que acompañar a hacer una investigación que no me cierra y me tiene intrigado, realmente. Sobre lo que hablemos aquí, silencio, silencio, silencio, cuando yo fallezca, estás autorizado a publicarlo, okey…okey, adelante entonces, y manos a la obra… “como tu sabés, se ha hablado mucho por parte de la prensa montevideana de la presencia del llamado Ángel de la muerte, Josef Mengele en esta ciudad y que aquí en realidad se había casado”…si, justamente ya todos nos hemos enterado y ¿qué hay de cierto en todo esto? …vos te acordás de las charlas que hemos mantenido con nuestro amigo Rotela, el panadero, que siempre nos muestra el dedo pulgar donde tiene una cicatriz y nos dice, “Que cirujano tuvo este dedo, no sé cómo lo tengo aún, podría haber terminado en un experimento”. Él estuvo trabajando en la construcción de la represa del Rincón de Baygorria que comenzó por el año 1956, en calidad de carpintero que era su oficio, un día tuvo un accidente en la mano y fue llevado inmediatamente a la enfermería de la empresa alemana que realizaba los trabajos. El médico de turno también alemán, lo analizó y le hizo una intervención quirúrgica en su dedo del cual quedo totalmente perfecto.
Pasaron los días y en su momento en una pequeña reunión luego de la hora de trabajo entre compañeros, mientras algunos alababan la habilidad del cirujano en la mano de Rotela, un obrero alemán medio encopado o digamos bastante mamadito, dijo…”Si supieran quien es el médico, tal vez no lo destacarían tanto”….¿quién es? le preguntaron. Le dicen el Ángel de la muerte por los asesinatos que hizo en un campo de concentración nazi”, y todo quedó así porque nadie tenía ni idea de lo que decía el alemán y más en las condiciones que lo decía. …
También te acordás que, por el año 1985 al poco tiempo que asumí el cargo de Jefe salieron unos comentarios en una radio de Montevideo que estaban hablando sobre el tema de Mengele y llamó la amiga Ilse Bernatzky que fue por muchos años funcionaria del Poder Judicial y en la entrevista dijo que había sido ella que había confeccionado el expediente de casamiento de ese señor Mengele, que se había casado en Nueva Helvecia….Yo, en silencio lo escuchaba atentamente a Egaña, porque no tenía ni idea sobre el tema…continua Raúl… “Yo, estaba a cargo de la Jefatura de Policía del departamento en ese año entonces comenzamos a investigar, contando con la ayuda del ex director nacional de Policía, el inspector Roberto Rivero y también del Intendente de aquellos años, Raúl Bianchi. De esa forma se logró encontrar la documentación correspondiente que estaba ubicada en los archivos departamentales de la Intendencia como si estuviera esperando que alguien viniese a rescatarla. Legalmente está establecido que a fin de cada año las oficinas del Registro Civil de una ciudad envíen copia de las actas y expedientes del año a la Intendencia del departamento y otra va al Registro Nacional en Montevideo.
En ese momento hice fotocopiar el total del archivo relacionado con el tema, y es este que está delante de ti, ahora. Te sigo contando, yo estuve en el cargo hasta el año 1990. Pasaron diez años más hasta que un día me visitaron periodistas del diario La República de Montevideo, me hacen una entrevista, y a los días sale publicado un artículo relacionado con el tema Mengele. Luego, he seguido analizando los expedientes pero, hay cosas que no me cierran y para esto es que necesito tu colaboración para seguir buscando nuevas referencias. Y, a partir de ese mismo instante comenzamos los dos con la tarea”…Don Raúl recuerdo, comenzó a separar cada una de las hojas fotocopiadas que componían el expediente mencionado y como si fuese una autopsia, las controlaba renglón por renglón, analizó una a una, cuando notaba algo que según él no estaba bien me hacía anotar esos datos que él consideraba importantes. Uno de ellos fue al tomar la hoja del edicto de matrimonio que aparece con una letra muy pequeña publicada en el periódico Helvecia con fecha 30 de Julio de 1958, en tal sentido, concurrí hasta una papelería donde nos agrandaron la publicación, vuelto al trabajo con el mismo solucionado:
En el presente edicto aparece claramente la fecha 17 de Julio año 1958 a las 10 horas. Fijate aquí, me comenta Egaña señalando lo raro de la hora de inscripción siendo que a esa altura del año las oficinas cumplían horario de tarde. Buscamos calendarios antiguos de aquel año, así comprobamos que perteneció a un día jueves, en otro armario encontró una notificación del año 1958, donde decía: “Nuevo horario en el Juzgado de Paz. Desde el día primero del mes en curso en las oficinas de Juzgado de Paz y Registro Civil de esta ciudad ha de regir el siguiente horario: días hábiles de 13 a 17 horas. Damos traslado del horario que antecede a quienes deban recurrir a la oficina mencionada”…Fijate, dijo Egaña primer dato no acorde a normas de la época, ¿o es que nadie controló esto?Otro dato interesante que aparece en este edicto, el nombre del contrayente aparece como, Josef. Se dice además, que cumplirá fijado en puerta de la oficina y periódico Helvecia, ocho días como lo indicaba la Ley. De acuerdo a lo trascendido solo fue expuesto en la puerta de la oficina en ese tiempo. Siempre de acuerdo a mi compañero en esta investigación, y basado en su experiencia en el tema: había por entonces una disposición legal de publicar el edicto, además de la puerta del Juzgado, en el periódico local por un tiempo no menor de ocho días. Ahora, si sumamos al día 17, ocho días más, llegamos al 25 de Julio del año 1958. El casamiento, de acuerdo a los datos, fue realizado el día 25 de Julio de 1958, pero si vamos a la fecha de la publicación del periódico Helvecia, tiene fecha del 30 de Julio de 1958, por lo tanto la “publicación fue realizada fuera de fecha, cinco días luego que ya se había concretado el acto de matrimonio”. (De acuerdo a don Raúl y las disposiciones vigentes en aquel tiempo, “esto tampoco fue correcto”. Otro detalle importante es la hora en la cual se realizó el acto de matrimonio: las 17 horas.
No era normal se realizaran casamientos en pleno período de frío a esa hora avanzada de la tarde, y justamente el horario en que la oficina cerraba, según la idea que me planteó don Raúl. Vayamos ahora, a las firmas que allí figuran y, que tenía fotocopiadas Egaña Miguel, de un libro donde firman todos los testigos y, en el cual aparecen siete firmas y, no cinco como el que figura en la Dirección General del Registro de Estado Civil. Un detalle importante: en el edicto de matrimonio figura con el nombre de Josef, (igual que la referencia del sitio web, que adjunto). Mientras tanto en el expediente número 63 de matrimonio se inscribe como José, y en edicto previo como Josef (Este es otro dato que no entendemos). Y en cuanto a los testigos: relacionado con el matrimonio que firmaron en calidad de tal y que tenían su residencia en Montevideo, ya se aclaró por parte de la prensa, también con distintas opiniones, por lo tanto nos dedicamos a partir de esos momentos a buscar a los que Egaña Miguel, en su análisis, había marcado con un color, y que eran otros dos. En un pueblo chico como se dice, nos conocemos todos. Preguntamos, preguntamos, porque teníamos nuestras pistas ambientándonos en la época en que sucedió el hecho, sabíamos que nos llevaría un tiempo hasta que pudiésemos encontrarlos, y luego de hablar con uno y otro ciudadano, al fin dimos con uno de ellos que resultó ser una persona muy conocida y respetada por nosotros dos, por lo tanto de sus propias palabras conocimos la verdad, nos comprometimos a no dar a conocer su nombre y debo aclarar que ese amigo ya dejó de existir físicamente. Nos dijo textualmente: “les voy a detallar lo que a raíz de esa firma tuve que vivir, mucho tiempo antes de que fue publicada por la prensa la investigación que habían realizado en relación con el llamado Ángel de la muerte”. Esto aconteció por el año 1980 (de las siguientes palabras omito el lugar de la oficina), nos dijo: “yo, estaba trabajando en la oficina donde me desempeñaba y mis compañeros me informaron que dos hombres y una dama habían estacionado su vehículo frente a la misma y sacaban fotos. Pasaron unos minutos y los tres se dirigieron hacia el mostrador de atención al público. Una de mis compañeras fue a atenderlos. Ellos le comunicaron que deseaban hablar con el señor “tal”, que era yo, mencionando mis dos nombres y mis dos apellidos. La compañera me lo informa y voy a su encuentro, luego del saludo, el señor más veterano, extranjero, dijo llamarse Simón, pero el apellido era muy difícil para pronunciar y realmente me olvide, me preguntó: ¿Usted es fulano de tal, con los dos nombres y los dos apellidos completos?. Le contesto, sí señor. ¿Usted participó en el casamiento de Josef Mengele como testigo de ese acontecimiento? Le contesté; no señor. El hombre se puso serio y me reitera: ¿pero cómo dice que no, si hemos investigado y usted aparece figurando allí con esa calidad?…entonces le contesto: “Mire señor, yo le voy a aclarar lo que pasó. Antes de tener este trabajo actual, allá por el año 1958 era funcionario del Centro Auxiliar que estaba ubicado frente a la plaza pública.
En ese lugar había continuamente nacimientos y defunciones de los cuales yo como funcionario administrativo tenía que llevar los expedientes hasta el Juzgado, que en ese tiempo estaba ubicado en la calle Rodó entre Berna y Avenida del Puerto, ahora lleva el nombre de Federico Gilomen esa calle, donde el juez era don Pedro Izacelaya y los funcionarios eran Ilse Bernatzky y Homero Duomarco. Un día de tantos que fui a la oficina del Juzgado, don Pedro, el Juez me pidió que firmara actas de nacimientos y casamientos como testigo, algo que se hacía siempre con los vecinos conocidos y los funcionarios, ya que había clientes del juzgado que venían a hacer trámites y, no tenían conocimiento que debían presentar testigos y para no hacerlos ir nuevamente a sus domicilios y buscar alguno que saliera en calidad de tal, con gente que a veces venía desde largas distancias, se trataba de solucionarle el inconveniente con vecinos conocidos”. Aclarada la situación de cómo habían sido los hechos, el señor que había manifestado pertenecer a un grupo dedicado a ubicar antiguos nazis para ser juzgados, sin duda pensó que yo le estaba tomando el pelo como decimos vulgarmente, en otras palabras le estaba faltando a la verdad…entonces me dijo, “mire señor, este tema es muy serio como para tomarlo con liviandad”. Ya entonces mis palabras fueron pronunciadas con un tono bastante violento expresándole al señor extranjero que en ningún momento era mi intención mentirle, que yo no era un mentiroso y, que lo que le había narrado era solamente la verdad, nada más que la verdad, que esa era la forma como normalmente se usaba hacer los trámites en la zona y que indudablemente él estaba acostumbrado distinto, por lo tanto nunca nos íbamos a entender.
El diálogo fue aumentando de tono y quedó allí trunco, además no en muy buenas maneras. Pero si sé, que es la verdad y sólo la verdad”, nos reiteró nuestro amigo. Nota: en cuanto a cómo se ubicaban los testigos para que firmaran los expedientes en aquellos años, varios otros entrevistados coincidieron en la misma forma. Inclusive una persona que trabajó en ese mismo tiempo en un taller de radios que estaba ubicado frente al mismo juzgado, recuerda que todos los días cruzaba alguno de los funcionarios, todos conocidos, con el libro y le hacía firmar como testigo de nacimientos, casamientos, etc. Además otros nos confiaron que se les alcanzaban varios expedientes juntos hasta sus propios hogares para evitarles la molestia de tener que concurrir hasta la oficina, haciéndolo simplemente porque tenían fe ciega en el Juez de Turno, que sabían no les iba a hacer firmar algo inconveniente, era como un código, pero en realidad no tenían ni idea del contenido del texto.…Pero perdonen, voy a tomar un pequeño descanso, a ver don mate ¿está más calmo, ahora?… “ah, que bueno”, aprovecho también a buscar otro archivo que necesito y ya seguimos…bien…Otro punto que no encaja: En los informes periodísticos de la prensa montevideana se menciona el lugar donde se habría concretado ese casamiento, en el llamado por entonces Edificio Rotzinger de calle Lucerna, que ahora se nombra como Luis Alberto de Herrera.
Tengo que aclarar que hay una confusión que no atañe a los periodistas, sino a datos de los tiempos en cuanto a la ubicación de las oficinas en esta ciudad. Relacionado con este punto realizamos un exhaustivo estudio de las ubicaciones de los juzgados y los jueces desde el propio comienzo de la Colonia Agrícola Suiza Nueva Helvecia y llegamos a la conclusión, como siempre así lo afirmó Egaña Miguel, de que en ese momento del casamiento citado, las oficinas del Juzgado estaban ubicadas en la calle Rodó. Para ello también ubicamos a dos matrimonios que se casaron en ese mes que se menciona en el expediente, uno que se casó dos días antes y otra pareja que lo hizo un día después y ambos coincidieron en que la oficina estaba en calle Rodó entre Berna y Avenida del Puerto, ahora Gilomen. Pero, con una diferencia, sus edictos fueron tramitados como lo dispone la ley. Otro detalle que es importante para señalar: dentro del expediente número 63 del año 1958 comparece JOSE MENGELE y no con el nombre que figuraba, recuerdan en el Edicto de matrimonio decía: JOSEF MENGELE. Dice con domicilio en: Esta ciudad. La profesión: comerciante. La contrayente de nombre Marta María Will. Profesión: labores. Domicilio: en la ciudad de Nueva Helvecia. Mengele sin duda fue muy bien asesorado en cuanto a toda la documentación que se debía presentar ante la oficina del Registro Civil y, que fueron tramitados en el extranjero ya que no son trámites que se hagan de un día a otro, y en el expediente se encuentran todos. Aquí pudimos observar otro detalle significativo, “en esta ciudad tienen domicilio, no dice calle”. Otro punto, se aplica la palabra muy usada por entonces de profesión: Labores, la futura señora. Esto ya suena como si el expediente hubiese sido armado por un funcionario local, que tiene en sí esos términos que se usaban mucho en este pueblo, por entonces… “no sabemos la profesión, ponele, labores”.
Datos que nos aportaron otros testigos: “en el año 1958, yo venía desde campaña para traer quesos una vez a la semana que comercializaba en la llamada… “Feria de Quesos de los días miércoles”. Luego de efectuada la venta en las primeras horas de la mañana, casi madrugada, y que gran problema trajo este tema con los vecinos principalmente de la Avenida del Puerto por el ruido de motores, tablones, murmullo de la gente, a tan temprana hora, que no dejaba descansar. Personas que más tarde debían cumplir horarios en oficinas o empresas. Pero esto lo dejo de lado y voy directamente al recuerdo de lo que me pasó aquel día. Como decía, luego de vender la producción semanal era como un ritual concurrir al boliche y comedor de don José Fortunatto en la calle 18 de Julio entre 25 de Agosto y Colón a muy pocos metros del antiguo hotel Comercio. Uno de esos días fríos del mes de Julio, ya don José me tenía preparado un café con leche y unas medias lunas calentitas que eran una delicia, yo era cliente de todas las semanas casi siempre a la misma hora. Cuando entré al negocio había no me acuerdo si eran dos o tres personas recostadas al mostrador, pero me llamó la atención un señor desconocido sentado en una de las esquinas del negocio bastante alejado de los demás, tenía bigotes, el sobretodo colgado en una silla vecina, vestía traje, leía un diario, y estaba tomando algo, no recuerdo lo que era, en todo el tiempo que estuvo allí no dijo ni una sola palabra. Lo único que le importaba parecía era leer ese ejemplar que por el rabo del ojo alcancé a darme cuenta que era el periódico local Helvecia, lo leía y lo releía, como si estuviese haciendo tiempo, o escuchando la conversación de los parroquianos, no sé. Mientras esto acontecía, yo pensaba y pensaba ¿quién será este tipo? En un momento se levantó, tomó el diario y el sobretodo se acercó a la barra donde estaba don José, el dueño, le habló en voz baja, pagó y se retiró sin siquiera saludar. Le seguí con la mirada a través de la ventana, hacia donde se dirigía, y lo vi entrar en el Hotel Comercio. Mi curiosidad de ver una persona totalmente distinta a las acostumbradas a ver en este pueblo me llevó a preguntarle al dueño y los clientes si lo conocían, todos coincidieron en que había aparecido un rato antes que yo, pero no tenían ni idea de quién era. Pasó el tiempo, los años, pero en mi mente siempre quedó la imagen de esa persona tan extraña.
Cuando la prensa comentó datos y fotos de Mengele, mi memoria lo reconoció enseguida, era él”. Así lo recordó nuestro entrevistado, aquel día en el antiguo café y bar de Fortunatto. Aclaramos que este bar ya no existe con aquel dueño y fue vendido a otro empresario al mes de haber sucedido la historia, de la narración de nuestro entrevistado.… Pero, ¿Recuerdan al informante que nos indicó el día que llegó el alemán al establecimiento rural del Rio Rosario?, él estuvo presente en una de esas reuniones previas, y nos dijo:…El alemán venía como representante de una empresa argentina denominada por aquel año como: Frado Agrícola KG S.A. que fabricaba tractores y que a su vez también decía que la fábrica central estaba en Alemania y él la denominaba como Karl Mengele & söhne. Otros datos interesantes, que le preguntamos con Egaña Miguel: ¿él hablaba, en qué idioma?… ¿tenía traductor?… “este hombre hablaba un castellano atravesado, cuando se trancaba un poco, dentro de la gente que estaba en las reuniones, había quien sabía el idioma alemán. Aparentaba ser una persona muy culta”. ¿Alguna vez insinuó algo de política o guerra?… “Les puedo asegurar que nunca”.
Ahora que trascendió el nombre de quién era y la foto… ¿lo reconoces como la misma persona que tu conociste?… “por supuesto que es el mismo, pero ya les digo, en aquellos años para nosotros era un señor alemán que venía a vender herramientas de una fábrica, ni idea de sus otras cosas”, si quieren pueden fotocopiar esta propaganda que tengo en esta carpeta. Nos prestó un folleto para fotocopiar la que tuvimos que devolverle… ¿nos podes decir quiénes estaban también presentes, en aquellas reuniones?… “eso nunca se los voy a decir”, saludó y se fue.
Detalle en cuanto a su posible estadía en Nueva Helvecia: los informes periodísticos de la prensa montevideana indicaban que durante algunos días Mengele habría estado viviendo en un edificio que se encuentra junta a la calle 25 de Abril, que pasa por detrás del conocido Hotel del Prado. En cuanto a este dato, Egaña Miguel tenía recortado de un diario montevideano un artículo que en una parte decía textual esa fuente la cual copio a continuación:«Marës, que hablaba perfecto alemán, cuenta que, por las tardes, solía servirles el té a Mengele y a Rotzinger, junto a sus respectivas esposas, instalados en una mesa de piedra, que aún se conserva, debajo de un árbol de laurel, en el jardín del frente de la casa. Es bueno aclarar que en aquellos años Mengele aún no era buscado y no era, por tanto, mencionado en la prensa. Es decir que Rotzinger no tenía por qué conocer el pasado siniestro del «Angel de la Muerte» de Auschwitz».…
Luego de leer esta parte del artículo periodístico, Egaña Miguel me dice:…viste que aquí se habla de nuestro estimado profesor José Marës, conocido nuestro, vamos a entrevistarlo y que nos dé su versión exacta, así salimos de la duda. Don José era una persona muy culta, y por quien teníamos un gran aprecio, conocido director del Coro Concordia. Textualmente nos dijo: “la verdad es que nunca trabajé en esa vivienda, no sé porque inventaron esa historia. En el año 1957, o sea un año antes de los hechos relatados, yo me había ido a trabajar al departamento de Paysandú, ni siquiera estaba aquí”. Drástica y contundente respuesta. De acuerdo a los datos que manejamos con Egaña Miguel; Mengele, en ese año del 1958, dicen no era requerido internacionalmente ya que el Juicio de Nürumberg no lo había juzgado, por cuanto se le creía muerto en la guerra. No había notificación de Interpol, por lo tanto debemos considerar que en esta zona simplemente lo vieron como un señor extranjero de origen alemán, similar a muchos otros que el pueblo estaba tan familiarizado de ver, ya que existían cientos de ellos domiciliados, y que trabajaban aquí. Justamente en esa zona del Hotel del Prado y la calle paralela que se denominó Suiza posteriormente, residían ciudadanos alemanes por entonces, sabemos que Mengele tuvo contacto con ellos, inclusive sabemos que un señor extranjero de otra nacionalidad que tenía conocimiento en sastrería, le confeccionó un traje.…
Seguidamente voy a realizar otro descanso, tengo que encontrar unos papeles que están en una carpeta para continuar con este trabajo, y ya retomo, contándoles…aquí está: Otro testigo que encontramos, muy amigo de Egaña Miguel, en una charla no programada, simplemente de carácter informal, esta persona se desempeñó por varios años como conserje y administrativo en el Hotel del Prado. Refiriéndose a ese personaje enigmático involucrado con su presencia en Nueva Helvecia en el año 1958, nos dijo: “en un tardecita apareció un señor alemán al hotel y se acercó a la barra, no lo conocía…me solicitó le sirviera una bebida alcohólica. Comenzamos a intercambiar algunas palabras, él con acento alemán…me dijo que estaba ese día pasando en la casa del vecino del hotel, el empresario Rotzinger, a muy poca distancia por el fondo del establecimiento hotelero. Y así fueron pasando los minutos, las horas, fue aumentando su dosis de alcohol mientras en la botella a cada momento quedaba mayor espacio vacío.
La conversación cada vez se iba haciendo con mayor confianza y más trabada su lengua, entonces comenzaron a surgir palabras expresando espeluznantes experiencias poco creíbles para personas que no estamos habituado a ello, a esta altura pensé que esta persona no debía estar en su sano juicio consecuencia de la alta ingesta alcohólica, hecho que no le permitió orientarse en su rumbo de regreso al hogar del empresario, por lo que tuve que proceder a ayudarle en esa tarea. Recuerdo que fueron, me parece dos tardecitas que apareció al hotel, después no lo volví a ver.
Al pasar los años y cuando la prensa informó de quien se trataba ese hombre, recién reaccioné que lo manifestado por él no era consecuencia del alcohol, sin duda era la conciencia, que lo hacía hablar. …Otro testigo de la presencia de Mengele en la zona del Hotel del Prado: en ese año 1958 esta persona, tenía 19 años de edad, era un vecino del lugar, observó a Mengele caminar por las callecitas observando atentamente a los pájaros revoloteando por los árboles y, sacando fotos. Él, había tenido la posibilidad de tener en sus manos una revista extranjera donde aparecía ya, el rostro de ese señor siendo buscado, por el cual se ofrecía una alta recompensa. En tal sentido consultó a un amigo de él, para realizar la denuncia y cobrar la recompensa. No lo concretaron porque pensaron en las represalias que pudieran llegar a tener ya que no conocían el origen de quien ofrecía tal importe.
Tal vez Mengele nunca se enteró de lo cerca que estuvo de caer en manos de quienes le seguían los pasos, y, entregado por gente de este pueblo.…“Hipótesis de lo sucedido”: preguntas que nos hicimos para lograr una síntesis: ¿Puede ser que este hombre estuviese observando lugares para asentarse en un futuro, ya que Nueva Helvecia era una ciudad tranquila, con muchos extranjeros que a él le facilitaría para reanudar su vida, ¿o había gente que lo protegía?. En cuanto a este último punto, una base para creer que algo de eso sucedió lo podemos asociar con la condecoración llamada “Águila de Silesia” que otorgaba la Wehrmacht y que el propio Mengele le entregó a un ciudadano alemán de nuestra zona en oportunidad de su presencia en este pueblo y que posteriormente fue adquirida por nuestro amigo coleccionista y joyero Miguel Delfino, a un familiar del veterano alemán mencionado.… ¿Por qué en Nueva Helvecia?…pensamos que para este oficial nazi preparado y acostumbrado a las actividades de inteligencia de guerra, sin duda debe haber sido muy fácil lograr el objetivo que traía consigo de obtener la documentación legal de su nuevo matrimonio en nuestra tierra.
En un corto tiempo en la zona, captó como se hacían los trámites, o podemos suponer en forma condicional ¿ya le habían susurrado al oído? la forma no estricta de realizarse por aquellos tiempos casi en familia, como nos contaron testigos que ni siquiera presenciaron el acto. En cuanto a esto, sin duda el ya venía preparado con la documentación que sabía le iban a solicitar, ¿Cómo lo sabía?…la documentación estaba toda completa y en condiciones, no faltaba ningún detalle. En base a todos estos argumentos, hasta podemos llegar a pensar: ¿habrá existido algún día ese acto en realidad, o fue creado dentro de las paredes de una oficina?…El Juez de Paz Raúl Egaña Miguel en su opinión personal estaba convencido que todos los testigos involucrados en el edicto, ninguno estuvo presente en el momento de realizado dicho trámite y firmaron a solicitud de los funcionarios, como ya lo explicaron otras personas entrevistadas. …Para terminar este trabajo de investigación, reflexión junto a pregunta en forma condicional: ¿habrá sido una historia de horrores, contada en este pueblo con errores?
¿Habrá sucedido realmente el acto de matrimonio? ¿Será disparatado pensar que en la fecha que figura en el expediente la concreción del matrimonio civil (día 25 de Julio de 1958) haya sido una simple constancia protocolar de un hecho que nunca se llevó a cabo en realidad en ese día porque ya se había obtenido el resultado que se intentaba conseguir en el mismo día de la presentación del edicto o sea el 17 de Julio de 1958? ¿Es posible que los otros pasos que figuran hayan sido simples etapas burocráticas que se debían cumplir para rellenar las fórmulas de un hecho ya conseguido? ¿Habrá existido una mano anónima que concretó la misión a cambio de algo, como sucede en las películas?
Agrego un dato que nos llegó a última hora en la investigación junto con el Juez Egaña Miguel, el mismo nos llevó a profundizar en un punto no tenido en cuenta hasta el momento, el cual lo ubicamos en forma “CONDICIONAL, Dicen”: ¿Recuerdan el día que buscaron al comerciante alemán a un establecimiento rural, quien fue para transportarlo hacia la ciudad fue otro señor alemán, jefe de importación de una empresa comercial, verdad?… ¿existiría algún parentesco con funcionarios del Juzgado?…este pequeño, o gran detalle ¿no habrá sido el nexo para lograr un trámite tan distinto al de otros?, recuerdo que fue solamente un idea que se le ocurrió al extinto amigo, el jefe Egaña Miguel, que casi nunca se equivocaba, usted saque sus propias conclusiones. Adjunto fotocopias expediente completo analizado por el extinto Juez de Paz Raúl Egaña Miguel.
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